sábado, 27 de abril de 2013

Período refractario y demás cosas interesantes.


Período refractario y hombres que mantienen la erección tras eyacular

Por:  27 de abril de 2013
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Si pones una rata macho en una celda con 4 hembras en celo, copulará con todas ellas hasta quedarse exhausto sin ganas de más. Las hembras pasarán por delante de él y le irán mostrando su espalda arqueada, pero durante un tiempo el saciado macho no les hará ni caso.

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Sin embargo, si de repente introduces una hembra nueva en la caja, se tirará de golpe sobre ella. Esta renovación instantánea de interés sexual se denominaCoolidge effect, y es el efecto de que el período refractario (tiempo necesario para sentir excitación sexual y tener una erección tras eyacular) se acorta ante la aparición de parejas nuevas. Una rata macho prefiere copular con dos hembras diferentes que dos veces con la misma, y observaciones de comportamiento animal indican que es muy frecuente en otras especies. Ningún comité de ética ha aprobado experimentos parecidos en humanos, pero estudios indirectos indican que elCoolidge effect puede mantenerse.

Significado evolutivo del Coolidge effect
El nombre de Cooldige effect proviene de una anécdota muy graciosa: Cuentan que a finales de los años 20 la esposa del presidente de los Estados UnidosCalvin Coolidge estaba paseando por los jardines de su casa de campo, y cuando vio a una pareja de gansos en plena acción preguntó al granjero que la acompañaba: “¿Cuántas veces al día se aparean?”. “Docenas!”, respondió el granjero, a lo que la sorprendida Sra. Coolidge  interpeló “¿Ah sí? ¿Podría ir a informar de este hecho al Sr. Coolidge por favor?”. Cuando el granjero se lo comunicó al presidente éste le preguntó “¿Siempre copulan con la misma hembra?”. “No señor; van cambiando”. “Ah sí… ¿Podría ir a informar de este hecho a la Sra Coolidge por favor?”, replicó con sorna el presidente.
Desde entonces se denomina Coolidge effect a esta disminución del período refractario ante la presencia de nuevas parejas sexuales, que tiene mucho sentido evolutivo. Se especula que evolutivamente la pérdida de interés sexual y erección tras la eyaculación masculina es un mecanismo para evitar gastar energías y reservas espermáticas con una hembra con la que acabas de copular. Para maximizar las posibilidades de reproducción es “mejor” tener período refractario, pero al mismo tiempo, que se acorte de inmediato si aparece una nueva hembra en celo.  Evolutivamente tiene mucha lógica, las observaciones de etología animal lo confirman, y los científicos están buscando mecanismos para explicarlo.
Hombres sin período refractario
Sin duda las hormonas deben estar implicadas. Sabiendo que los antidepresivos que aumentan los niveles de serotonina disminuyen la excitación sexual y extienden el tiempo requerido para llegar al orgasmo, los investigadores disminuyen los niveles de serotonina en ratas y ven cómo se acorta el período refractario.
También sabemos que la adrenalina excita de manera general el organismo, y que la dopamina (hormona de la motivación ante nuevos estímulos) facilita las reacciones sexuales: inyectar en ratas adrenalina y dopamina también acorta el período refractario.
Pero la hormona más sospechosa es la prolactina, claramente asociada a una disminución de deseo sexual, y que se segrega en grandes cantidades tras el orgasmo. Sospechando que podría ser la clave neuroquímica del período refractario, investigadores alemanes decidieron hacer pruebas con un chico de 25 años que no perdía la erección tras la eyaculación.
Porque sí; esto ocurre: hay hombres sin período refractario. Son hombres que pueden tener una relación sexual convencional, llegar al orgasmo, eyacular, y si quieren pueden continuar sin problema. No sienten hipersensibilidad en el pene ni pierden un ápice de erección. Si deciden parar, a los segundos baja. Pero si se sienten todavía estimulados, pueden retirarse tranquilamente, quitarse el preservativo, poderse otro, y proseguir como si nada. Durante la escritura deS=EX2 conocí a un chico de 30 años que le ocurría, y varias mujeres que explican haberse encontrado con algún caso. Pero qué mayor evidencia, que el estudio alemán:
Los investigadores de la University of Essen convocaron a su laboratorio al chico alemán y nueve voluntarios de su misma edad, y con la ayuda de películas pornográficas les pidieron que se fueran masturbando. Ellos registrarían los tiempos e irían tomando muestras de prolactina.
Los resultados fueron muy significativos: el chico sin período refractario se masturbó bastantes más veces (llegó a tener dos orgasmos con eyaculación separados sólo por dos minutos), y sus niveles de prolactina en sangre no se vieron alterados. En cambio en los otros voluntarios los valores de prolactina subieron sustancialmente tras el primer orgasmo, no pudieron repetir la estimulación, bajaron un poquito a los 20 minutos, y volvieron a subir después del segundo orgasmo. Junto con otros datos experimentales, los científicos alemanes publicaron una revisión concluyendo que la segregación de prolactina inducida por el orgasmo era uno de los mecanismos involucrados en el período refractario.
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Estos resultados han sido matizados, y en una extensa y más actual revisión de bibliografía científica sobre el período refractario publicada en The Journal of Sexual Medicine, el grane experto en fisiología de la sexualidad Roy Levin argumenta que la hyperprolactinemia no siempre provoca falta de deseo, y que no es el principal factor. Levin cree que el rol de la oxitocina no ha sido todavía investigado, y que al modelo le falta incorporar la pérdida de actividad en algunas zonas del cerebro como la amígdala.

Mujeres con período refractario
Claro que las mujeres también tienen período refractario! Obvio que ellas tras el orgasmo pueden continuar con penetración vaginal, y llegar a tener más orgasmos, pero en muchas ocasiones su clítoris también pierde flujo sanguíneo y se vuelve hipersensible, pidiendo a sus parejas que eviten la estimulación directa.
Hay muy pocos estudios sobre período refractario en mujeres, pero uno canadiense publicado en 2009 pasó un cuestionario a 174 estudiantes universitarias (media de 25 años) preguntando (entre otras cuestiones):
1) “¿Tu clítoris se vuelve más sensible cuando tienes un orgasmo? (A-Si, en el momento del orgasmo; B-Sí, pero no hasta después del orgasmo; C-No)”.
2) ”Después de tener un orgasmo, ¿deseas continuar con la estimulación clitoriana directa? (A-Si, en seguida; B-Sí, pero me concentro en mi pareja; C-Si, pero necesito algún tiempo; D-No)”.
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Ante la primera pregunta el 96% de las chicas respondieron la opción B y el 4% restante la C.

A la segunda pregunta sobre el deseo de continuar la excitación clitoriana el 86.2% de las chicas respondieron “D-No”. El 11,5% “C-Sí, pero necesito tiempo”, el 1.7% la “B-Sí pero me centro en él”, y sólo el 0.6% “A-Sí, en seguida”.
La hipersensibilidad del clítoris tras el orgasmo es muy frecuente en mujeres, cosa que no implica que no puedan continuar el coito y tener más orgasmos. De hecho una de las preguntas del cuestionario era “¿Cuan a menudo tienes múltiples orgasmos?”. El 6.9% respondió “siempre”, el 10.3% “sólo con masturbación”, el 8.6% “sólo durante el coito”, el 25.3% “ocasionalmente”, el 21, 8% “raras veces” y el 27% “nunca”. Sobre la pregunta “¿Cuántos orgasmos sueles tener durante el coito?” el 50,6% dijo “uno”, el 13.8% “más de uno”, y el 29.9% respondió “ninguno”. Conclusión: al menos entre las estudiantes universitarias canadienses, la anorgasmia durante el coito es más frecuente que la multiorgasmia.
De entre todas las participantes las investigadoras seleccionaron un grupo de 11 voluntarias para hacer un seguimiento más exhaustivo sobre la hipersensibilidad del clítoris, y comprobaron que la hipersensibilidad puede durar desde unos segundos a varios minutos, que en la mayoría la punta del clítoris es la que está más hipersensible, y que en masturbación la molestia es menor que en pareja porque ellas pueden regular la estimulación mejor que el amante. 
La ciencia te puede explicar muchísimas cosas sobre la sexualidad humana, algunas tan o más interesantes que las encontradas en novelas eróticas. Si las fotos de títulos de artículos científicos te despiertan tanta curiosidad como las típicas de hombres o mujeres en actitud sensual, S=EX2 te va a encantar.

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jueves, 25 de abril de 2013

La utilidad de las matemáticas


¿Para qué sirven las matemáticas?

Si eres profesional de las matemáticas –docente, investigador o investigadora– o estudiante, en algún momento te habrás –o te habrán– preguntado: ¿para qué sirven las matemáticas?, ¿para qué debo estudiar trigonometría?, ¿por qué esa obsesión por las integrales?
El Jjautor del blog  Choux romanesco, vache qui rit et intégrales curvilignes, propone cien posibles respuestas a la pregunta ¿Para qué sirven las matemáticas?, que se imagina le ha planteado un joven de 14 años. Aquí, hemos elegido y traducido –y adaptado algunas de ellas– las veinticinco que nos han parecido más simpáticas o representativas.
1. Respuesta tecnófila
¿Conoces Google? Sin matemáticas sería aún AltaVista. ¿Y tu teléfono móvil? Sin matemáticas usaríamos todavía el telégrafo. ¿E Internet? Sin matemáticas estaríamos aún con Minitel. ¿No has visto la última película de Harry Potter en 3D? Sin matemáticas la habrías visto en 2D, en blanco y negro y con alguien tocando el piano en la sala de cine. ¿Has jugado a Super Mario en la Nintendo 3DS? Sin matemáticas, el único personaje con quien jugar sería Mr Game & Watch. ¿Conoces los skyblogs? Sin matemáticas, mmm,… seguirían siendo skyblogs.
2. Respuesta Kwai Chang Caine
La respuesta está en ti, pequeño saltamontes.
3. Respuesta cultural
Las matemáticas, sirven para lo mismo que interesa conocer los personajes principales de las obras de Molière: es el bagaje cultural necesario para ser alguien digno de interés. Es poco probable que la trigonometría, la factorización de polinomios o el crecimiento de la función logaritmo te sirvan para algo, pero en la misma medida que conocer la obra de Shakespeare o de Bach, porque es poco probable que termines siendo escritor o compositor. Las matemáticas forman una cultura como cualquier otra, no tiene sentido pensar en términos de utilidad.
4. Respuesta geek
Sirven para disfrutar hasta el fondo de todo el potencial burlesco de una tira cómica de xkcd o de un episodio de The Big Bang Theory o de Futurama…
5. Respuesta física
Las matemáticas sirven para fabricar teléfonos móviles, con todas estas historias de campos electromagnéticos y las ecuaciones de Maxwell asociadas. Sirven para construir microscopios de efecto túnel, por medio del álgebra lineal no conmutativa de la mecánica cuántica. Sirven para hacer hélices que propulsen bien los barcos, o los motores que permiten que los aviones vuelen, usando la mecánica de fluidos y su célebre ecuación de Navier-Stokes.
6. Respuesta “nature is beautiful”
Gracias a las matemáticas ¡podemos percibir que el mundo que nos rodea está formado de curvas y de fractales! Fíjate en la coliflor: en el mejor de los casos sólo ves una verdura más…, yo veo sobre todo su estructura fractal, sus motivos autosimilares. Mira la barriga de tu colega. ¿Ves sus michelines? ¡Pues yo percibo la metáfora de la cicloide!…
7. Respuesta “cuestionamiento de la educación”
¿Para qué sirven las matemáticas? ¿Para qué sirve la filosofía? ¿Para qué sirve la geografía? ¿Para qué sirve la educación física y deportiva? ¿Para qué sirven las ciencias de la vida? ¿Para qué sirve la física? ¿Para qué sirve la historia? ¿Para qué sirven las artes plásticas? ¿Para qué sirve la química? ¿Para qué sirve la música? ¿Para qué sirve la educación cívica y social? ¿Para qué sirve la lengua? ¿Para qué sirven las ciencias económicas y sociales?
8. Respuesta demostrativa
Para demostrar cosas de manera rigurosa. Pero también para demostrar que algunas cosas no se pueden demostrar, y esto es fuerte. Pero también para demostrar que la prueba que muestra que algunas cosas no son demostrables es correcta (y que, de paso, existen indudablemente cosas indemostrables). Y esto es muy fuerte.
9. Respuesta estadística
El 5% de las personas encuestadas responden “para nada”, el 10% “para algunas cosas”, el 15% pasa de ello, el 25% “para resolver problemas de la vida cotidiana”, el 20% “para hacer pensar”, el 25% “para hacer ciencia”… y finalmente, el 7% de las personas encuestadas piensan que las matemáticas permiten hacer estudios estadísticos falsos.
10. Respuesta humanista
Las matemáticas son Ciencia, y la Ciencia no necesita tener una utilidad, únicamente debe existir y crecer. La ciencia es el conocimiento del mundo. Cuanto más aumente este conocimiento, mejor será el mundo.
11. Respuesta “de mala fe”
Imagina que estás en medio del desierto sin calculadora y aparece un genio que te propone tres deseos. Sólo te los concederá si calculas la raíz cuadrada de 181413961… ¿Ves? Sin matemáticas puedes olvidarte de todas tus ansias de riqueza y de poder…
12. Respuesta rigurosa
¡Para ser rigurosos! La fuerza de las matemáticas radica en que posibilita adquirir los métodos que permiten manipular las ideas de cada día. El lenguaje, por ejemplo, precisa de mucho rigor para evitar los contrasentidos.
13. Respuesta de Henri Poincaré
El científico no estudia la naturaleza con un objetivo utilitario. Estudia porque le proporciona placer y encuentra placer porque la Naturaleza es bella.
14. Respuesta McGyver
Para llevar siempre contigo un compás, que puede ser muy útil, como por ejemplo para trazar un juego de tres en raya en tu pupitre.
15 Respuesta pastelera
Para devolver al donut el lugar que merece en sociedad.
 
16. Respuesta suspicaz
Para aprender a desconfiar de las evidencias. Durante mucho tiempo se creyó que todos los números eran racionales hasta el descubrimiento de √2. Durante mucho tiempo se creyó que las paralelas no se cortaban hasta la aparición de la geometría proyectiva. Durante mucho tiempo se creyó que todo era demostrable hasta que llegó Gödel…
17. Respuesta por reducción al absurdo
Y tú, ¿podrías decirme porque las matemáticas no sirven para nada?
18. Respuesta por contraejemplo
Las matemáticas permiten comprender que un único contraejemplo sirve para anular una hipótesis. Así, no sirve de nada buscar cien argumentos demostrando que las matemáticas sirven para algo, cuando con uno solo basta.
19. Respuesta Chuck Norris
Para dividir tantas veces como quieras por 0.
20. Respuesta de periodista de investigación
Para descubrir lo que las grandes industrias nos quieren esconder, como la verdadera composición de los cigarrillos.
21. Respuesta con autoridad
Einstein, al menos, conocía la utilidad de las matemáticas.
22. Respuesta abstracta
Imagina un mundo en el que las matemáticas no existieran. ¿Percibes a que se parecería? ¿No? Pues yo si puedo, ¡porque las matemáticas enseñar a abstraer!
23. Respuesta nietzscheana
Para menoscabar la idiotez.
24. Respuesta literaria
Para hacer creer que nos interesamos por Lewis Caroll por su Alicia, por Pascal por sus pensamientos o por  Guedj por su loro…
25. Respuesta contundente
Porque si una pregunta admite tantas respuestas diferentes, es un tema que se merece, sin duda, que uno se interese por él.
El resto  de las respuestas las puedes leer -en francés- aquí.
Sobre la autora: Marta Macho Stadler es profesora de Topología en el Departamento de Matemáticas de la UPV/EHU, y colaboradora asidua en ZTFNews, el blog de la Facultad de Ciencia y Tecnología de esta universidad.

Fuente: http://zientziakultura.com/2013/04/24/para-que-sirven-las-matematicas/

lunes, 22 de abril de 2013

El amor mata (Vídeo)

Aunque el titulo que le he puesto no se corresponde o al menos no está comprobado ciertamente, pero es lo que creo. Un amor te puede dar la vida, pero también te la puede quitar, si dejas de vivir por ello. Pero quien puede elegir amar o no?

Es algo que llega, no puedes forzarlo, ni tampoco es aconsejable buscarlo. Tampoco eliges cuando se va.


miércoles, 3 de abril de 2013

La música una droga para deportistas Amateur


La música, ¿droga legal para deportistas?

La música puede aumentar el rendimiento en un 15% y reducir la sensación de esfuerzo en un 10%, según un estudio reciente

Brad Pitt
Brad Pitt en una escena de Quemar después de leer (2008).
Foto: Cordon Press
Disminuye el dolor muscular, minimiza la fatiga, produce cambios neuroquímicos, afecta al sistema cognitivo, aumenta el ritmo cardiaco y la respiración, y estimula las ondas cerebrales. «La música es la droga legal de los deportistas», plantea Costas Karageorghis, autor de Inside Sport Psychology (Paperback Book). «Motiva, hace olvidar el cansancio, levanta el ánimo y es muy útil para entrenar. Además, también estimula la producción de endorfinas, la hormona de la felicidad», explica este investigador de la Universidad de Brunel (Londres). Escuchar música puede aumentar el rendimiento en un 15% y reducir la percepción del esfuerzo en un 10%, según un estudio de Karageorghis. «Llevo años investigando la relación entre ritmo y ejercicio. Entreno a atletas profesionales, les ayudo a mejorar con los sonidos adecuados», detalla.
La relación entre ritmo y ejercicio viene de lejos. Los griegos amenizaban los juegos olímpicos con música. En Delphi, Isthmia y Atenas, las actuaciones acompañaban las competiciones atléticas. La tradición llega hasta nuestros días. Varias canciones arrastran reputación de deportistas: We Will Rock You y We Are The Champions de Queen suenan en partidos, entrenamientos y competiciones.
Otro imprescindible es Eye Of The Tiger de Survivor. Representa la superación. La escena de Rocky III con Sylvester Stallone ha inspirado varias parodias, pero mantiene su fuerza. Los deportistas la adoran. Otros ejemplos son los partidos de béisbol, fútbol y baloncesto estadounidenses donde suelen pincharse clásicos. La música también es guerrera. Los espartanos hostigaban a las tropas con melodías. «Las canciones conjuran imaginería heroica. Los estadounidenses entraron en Afganistán con música en sus tanques. Las naciones han empleado el sonido en la batalla. Exalta», opina Karageorghis.
El cine está trufado de escenas bélicas donde la protagonista es la melodía. En Apocalypse Now el noveno regimiento de caballería ataca un pueblo vietnamita en helicóptero; sus ocupantes escuchan La Cabalgata de las valquirias de Richard Wagner. «La música provoca cambios químicos en el cerebro que implican a numerosos circuitos, como el del movimiento coordinado –relacionado con el baile–, el del sistema castigo-recompensa y el de los sentimientos», asegura Manuel Martín-Loeches, profesor de Psicobiología de la UCM y director de Neurociencia Cognitiva del Centro de Evolución y Comportamiento Humanos.
«La música tiene un elemento locomotor, incita a moverse», sentencia Karageorghis. Y a superarse. El mítico Haile Gebrselassie, medalla de oro en los 10.000 metros, confiaba en el ritmo techno pop de I’m a Scatman (de Scatman John) para correr. El etíope batió el récord del mundo de los 2.000 metros en 1998; en los altavoces sonaba I’m a Scatman.La frecuencia rítmica del tema es ideal para correr a la velocidad del rayo (135 bpm –‘beats per minute’–; es decir, 135 pulsaciones por minuto) y para practicar cualquier tipo de ejercicio intenso. «Hasta hace poco se pensaba que los beatsdebían aumentar proporcionalmente a la intensidad del ejercicio. Es decir, se creía que cuanto más deprisa se corría, más beats debía tener el tema. Es una falacia. Hemos entrevistado y analizado el rendimiento de un sinfín de atletas. Las composiciones más adecuadas tienen entre 120 y 140 bpm. Si se supera ese umbral, no se obtienen mejores resultados», insiste el catedrático.
El ejercicio se podría dividir en dos categorías: deporte de mente y cuerpo (yoga, pilates, estiramientos…) y de alto impacto (atletismo, aeróbic, bicicleta…). «Para el primer tipo, funciona el chill out. Es esencial concentrarse y no distraerse», explica Pedro Valle, director técnico de New Fitness, una empresa especializada en entrenamientos a domicilio. De hecho, escuchar canciones puede ser contraproducente: «En este tipo de ejercicio, es necesario que el cliente escuche las órdenes y correcciones del entrenador». El ejercicio aeróbico es harina de otro costal. «Se gastan muchas calorías y el cuerpo se cansa; la música animada ayuda a olvidar la fatiga y a sobreponerse», sugiere Valle. Con la música se nos van los pies; estamos hechos para bailar, para seguir el ritmo. «Por eso para montar en bicicleta vienen bien temas de unos 120 bpm; equivalen a dos pedaleadas por segundo», explica Pedro Valle. ¿Y cómo se reconoce el bpm de una canción? Existen infinidad de aplicaciones y programas (Mixmeister) para el ordenador o el teléfono inteligente (Cadence). El ciberespacio está trufado de listas de canciones (self.com o runningplaylist.net) y de aplicaciones. Aquí van algunas: Nike+GPS (para iPhone, iPod Touch e iPad) permite escuchar música, retarse con corredores y trazar trayectos en el mapa. NPT Boom (para iPhone, iPod Touch e iPad) escoge la música adecuada para cada entrenamiento y alienta con comentarios de atletas famosos.
La tendencia se extiende a las maratones. En ciudades como Nueva York o Londres se impone correr con conciertos de fondo. Las Rock’n’Roll Marathon Series (se celebran desde hace años en EE UU y desde el pasado abril en Edimburgo) están sembradas de directos y sesiones de dj. «La intención es animar. Pero el beneficio no es comparable al de un iPod. La exposición a la música es esporádica. Además, en estos eventos participan miles de corredores; es difícil satisfacer a todos. Como dice el dicho, lo que a uno cura, a otro mata», opina Karageorghis. Contratar a un dj para pinchar en gimnasios está de moda. En la India es una práctica habitual y en Inglaterra se extiende como la pólvora (en casi toda la cadena Gymbox). También en Los Ángeles, donde se celebran los Rock Star Fitness Camps, que invitan a quemar calorías con las sesiones de los dj.
En la mayoría de los gimnasios suena disco, techno o pop. ¿Los géneros perfectos? «No. La música ideal debe gustarnos. Nuestras preferencias dependen de nuestra biografía y de nuestras vivencias como oyentes», responde el catedrático. Un ejemplo: los hinchas de fútbol brasileños. «Tocan música tradicional, similar a la samba, en los partidos. A los jugadores brasileños les exalta. A los franceses, ingleses o alemanes les irrita», afirma el profesional. La razón: esos ritmos no forman parte de su subcultura. «La música tiene un componente emocional. A uno de nuestros clientes le funcionaba Julio Iglesias. Pero, en general, los jóvenes prefieren hits actuales y los más maduros, temas de los 80», sentencia Valle.
Hay quien no la necesita, quien preferiría no escucharla ni de fondo. El mundo se divide en dos, según Karageorghis. Están los associators (asociadores) y los disassociators(disociadores). Los atletas de élite suelen caer en la primera categoría. «Un associator se concentra internamente; se fija en sus movimientos y respiración y en coordinar sus músculos. Un disassociator busca estímulos externos para evadirse», detalla el profesional. Es decir, quienes más se benefician de la música son los ‘amateurs’.Un estudio de la Universidad de Carolina del Sur lo demuestra.


Escuchar música acelerada desconcentra a los atletas de pura cepa. De hecho, cuando el ritmo de bombeo del corazón supera el 80% de la capacidad cardiaca, la música puede resultar contraproducente. Al 85%, el silencio es oro. «Eso no significa que un profesional no pueda arañar una milésima en una carrera y cansarse menos. Pero como sucede con todas las drogas, es mejor no abusar de la música». Raúl Quirón, entrenador personal del centro de bienestar Slow Life, es un associator. «No suelo entrenar con música. Cuando corro me concentro en la respiración. Pero en entrenamientos cortos, como en un sprintde 10 o 15 segundos o en ejercicios con pesas, sí tiro de temas. ¿Se puede aprender a ser un associator? «No, existe una predisposición natural, pero la mayoría somos intermitentes, cambiamos de un estado a otro», contesta el investigador.